lunes, 5 de febrero de 2007

XVI

De vez en cuando estas manos tejieron una mentira.
Hilo, aguja, tela de costal de mi propio coco, de mi propio espanto.
Si parto ahora te la cuento al oído mañana y te pido mil perdones.
No alcanzarán las vidas para hacerlo y tal vez lo pague muchas veces.

No hay comentarios.: